Mundo ficciónIniciar sesiónLa noticia llegó al amanecer, envuelta en un sobre sin sello, húmedo por la niebla.
Léonie lo había traído corriendo, su capa empapada, los ojos llenos de algo que Eleanor reconoció antes incluso de abrir la carta: miedo.—Venía de los muelles —jadeó Léonie, apoyándose contra el marco de la puerta para recuperar el aliento—. Lo entregó un muchacho, un desharrapado. Dijo… dijo que debía llegar a “Madame Adélaïde antes del toque de las ocho”. Nada más. Y luego desapareció entre la bruma.
Eleanor tomó el sobre. No había firma, ni marca, solo una caligrafía







