Mundo ficciónIniciar sesiónLa lluvia golpeaba con furia los cristales del Hôtel de Valois.
Lord Ashford observaba la calle desde la penumbra, con el rostro reflejado en el ventanal. París se extendía ante él como una bestia dormida, hermosa y peligrosa, y él sabía que, al menor movimiento, podía despertar para devorarlos a todos.Sobre la mesa, varias cartas reposaban abiertas: informes del Ministerio de Policía, notas selladas con el emblema imperial, y un retrato de Eleanor pintado años atrás en Londres, aún con el brillo inocente de una joven que no sabía mentir.







