Cuando Tariq y Eleanor llegaron a casa esa noche ambos venían enfurruñados.
Tariq se sentía tan molesto que comenzó a quitarse la ropa a mitad de camino y a dejarla tirada donde callera. Se desanudó la corbata, la arrancó de su cuello y la lanzó sobre el sofá.
El saco salió volando inmediatamente después, mientras reñía con ella.
— Me has hecho pasar un momento muy incómodo esta noche. — Soltó Tariq mientras caminaba por la sala de estar del ático.
— ¿De qué rayos estás hablando? Fuiste tú el que protagonizó una escena. ¿Por qué no me dejaste hablar con Omar como una persona normal? ¡No. Tú obsesión por el control no te permite dejarme en paz. Si no supiera como son las cosas entre nosotros pensaría que estas celoso!
— ¡Deja de decir tonterías Eleanor, no seas absurda! — Casi escupió.
— Pensé que nosotros habíamos establecido una tregua implícita de no agresión después de nuestra conversación de la otra noche. Pero veo que me equivoque.
— No sé de qué hablas. Yo no estoy siendo agresi