Eleanor no podía dormir.

Esa noche, mientras recordaba, giró en su cama varias veces intentado encontrar una posición adecuada, en la que se sintiera cómoda, para relajarse y así conseguir su descanso.

Por su mente pasaron los acontecimientos de las últimas semanas, parecía que había vivido toda una vida. Después que Dylan la dejara ella se prometió que llevaría una vida monótona y sedentaria.

Se había cansado de las intrigas, los engaños y las emociones fuertes. Su ex prometido la había desgastado de tal forma que ella incluso había pensado en tomar una decisión drástica.

Pero como siempre, su buena amiga Sam había acudido a en su rescate y le había presentado una opción poco ortodoxa pero efectiva. Y ella en el estado de nervios que se encontraba, y con la policía y sus acreedores encima, había aceptado.

Recordó como las facturas de Dylan seguían llegando después de que él la dejara, y con ellas las amenazas de embargo. Eleanor lo había perdido todo.

El mundo de Eleanor se desmoron