El chirrido de un vehículo pesado deteniéndose en el exterior y el sonido de pasos apresurados resonaron en el almacén, perforando la tenue quietud de la oficina. Elena, con el libro del "Barco Fantasma" abierto frente a ella y las fotos incompletas en su teléfono, sintió un escalofrío que le heló la sangre. El equipo de élite. Habían llegado.
-Mierda -murmuró, su voz apenas un hilo.
El pánico la invadió. Su corazón le martilleaba en el pecho con una fuerza brutal. Miró el libro. Las páginas, llenas de nombres y números, eran la prueba que necesitaban, pero ¿cómo sacarlas de allí? No había tiempo para copiar todo.
Escuchó voces. Graves, autoritarias, más cercanas ahora. Se dirigían hacia el pasillo de servicio. Directamente hacia ella.
-¡Busquen en todas las áreas! -ordenó una voz, con un acento extranjero que Elena no identificó de inmediato, pero que sonaba gélido, letal -Nadie sale de aquí.
Elena se giró, sus ojos buscando una salida, un lugar donde esconderse. La oficina era peque