Stella no podía comprender cómo Sofía tenía puesto su vestido de novia. Con voz firme y molesta le dijo:
“¡Sofía, ese vestido es mío! ¡Quiero que te lo quites!”.
Sofía, usando toda su arrogancia y mirando su reflejo en el espejo, respondió con desdén:
“Es un vestido muy hermoso, ¿no te parece que me queda mejor a mí?”
Stella no podía contener su enojo y alzó la voz con autoridad:
“Eres demasiado descascarada, Sofía. Desde que llegaste a esta casa, has querido quitarme todo”.
Sofía, con una sonrisa desafiante, replicó: “¿Y qué harás si no quiero quitármelo?”
La furia de Stella se estalló y se lanzó hacia Sofía, tratando de quitarle el vestido de novia. En el forcejeo, una parte de la manga del vestido se arruinó.
"Has arruinado un vestido tan hermoso, Stella, debiste dejar que me lo quedara. Ya que no sirve, se tiene que tirar a la basura… No te enojes hermanita, solo es un vestido de novia".
Enfurecida, Stella levantó la mano y le dio una bofetada.
“¡En una hora es mi boda y tú has a