Dario la soltó a regaña dientes.
— Tienes cinco minutos para llegar al Salón Azul. Yo me moveré por la ruta de ventilación hasta el techo. Que empiece el juego.
Dario salió de la oficina como un rayo.
Luciana tomó el arma que Dario había dejado en el escritorio y, por primera vez, sintió que no era la víctima, sino una guerrera. Miró el mapa, luego la niebla gris que se cernía fuera de la ventana.
Un susurro frío y sutil llegó por el intercomunicador de la oficina, rompiendo el silencio. Era la voz de Leo, esta vez, muy alarmado.
— Señor... ¡Han penetrado el primer perímetro! Vienen a pie... y veo algo es una... ¡Hay una mujer con ellos! ¡Es Verónica Moretti! ¡Está con Marco, el policía!
Luciana sintió que el mundo se detenía. La traición tenía un rostro familiar. Verónica Moretti, la ex de Dario, era la aliada de Marco y Greco.
Se puso de pie, su arma ahora estaba firme en sus manos. Venían por la venganza y el poder, y también por los celos y la destrucción personal.
Luciana salió c