— Así es como debes llevarla — al fin él dijo, dándole un golpecito al arma sobre la funda en la pierna de Luciana — Imagino que no es tan difícil de ajustar, ¿Necesitas que te lo explique de nuevo? — él le dijo con un deje de ironía, y ella supo que se había dado cuenta de lo que ocacionaba en ella y se estaba aprovechando para ponerla más nerviosa.
« ¡Idiota! », lo insultó mentalmente.
— Dormirás con el ar*ma bajo la almohada a partir de esta noche como te lo ordené.
Dario ladeó la cabeza, su burla inicial por el desafío de ella se había evaporado, reemplazada por una paciencia peligrosa. Se levantó dejando de lado las correas del ar*ma, mientras su sombra cubriéndola por completo, recordándole la abrumadora diferencia de fuerza entre ambos.
Ella negaba enérgicamente con un movimiento de la cabeza.
— Escúchame, mi fiore — dijo, su voz baja y gélida como el acero — No es una opción, es una orden. No estás preparada para esta vida. Eres un objetivo fácil, y si te atacan mientras duerm