La Biblioteca del Equilibrio bullía con actividad suave al amanecer. El sol filtraba rayos dorados por los vitrales rúnicos y los reflejos danzaban sobre los lomos de pergaminos y volúmenes. Hasta el más distraído podría sentir que este santuario era el corazón palpitante de la alianza. Allí, Amara caminaba deliberada, su túnica levemente rozando el mármol fresco y su mirada firme dirigida a los títulos de las estanterías: Historia, Magia Regulada, Filosofía, Política, Herencia. Pero en el fondo de su mente resonaba un mensaje urgente: el norte se movía bajo sus pies.
Lía, la joven guardiana lobuna, apareció de pronto en la puerta del salón:—Guardiana Amara —susurró, con el pulso rápido—. Tenemos un problema en el norte. El hielo… está cambiando.Amara se detuvo, inclinando la cabeza para comprender mejor el estado emocional de la chica.—¿Cómo qué tipo de cambio? —preguntó, ya encendiendo su magia sensitiva.Lía dio un paso al