Mundo de ficçãoIniciar sessãoElla tembló. La forma en que él pronunciaba su nombre, la cadencia grave y rota de su voz, la envolvía. No respondió con palabras; solo levantó una mano y la apoyó sobre su pecho, sintiendo el latido fuerte y errático bajo su piel.
Damien bajó la mirada hacia sus dedos, la tomó de la muñeca con suavidad y la llevó a sus labios. Depositó un beso lento en el interior de su palma, un gesto que era más íntimo que cualquier caricia. Luego, sin apartar la vista, comenzó a deslizar los dedos por su costado, hasta encontrar el borde del pantalón que aún la cubría.
Sus manos eran cálidas, seguras, pero se movían con un respeto que la desarmó. Sophie se arqueó apenas cuando él comenzó a desvestirla, lentamente, como si cada centímetro descubierto fuera una ofrenda. Las prendas cayeron una a una, sin prisa, hasta que solo quedaron sus respiraciones entrelazadas y el temblor de lo que estaba por suceder.
Damien la observó, y algo cambió en su mirada. Ya no había control ni







