Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl viento de Nueva York era afilado esa noche. Las luces del tráfico se reflejaban en los cristales del rascacielos como chispas en movimiento. Sophie se detuvo frente al edificio Blackwood, ese coloso de acero y cristal que parecía elevarse más allá de las nubes, y por un instante sintió que estaba frente al corazón del imperio que la había devorado.
Entró sin avisar, con el mismo paso decidido que usaba cuando quería ocultar que temblaba por dentro. El vestíbulo olía a madera pulida y a poder. Los empleados la reconocieron enseguida, inclinando la cabeza con ese respeto que se reservaba para la prometida de Damien Blackwood. Un título que ahora le pesaba más que un anillo.
—El señor Blackwood la espera en su oficina —dijo la recepcionista, con una sonrisa profesional.
Sophie asintió, aunque no lo había anunc







