Mundo ficciónIniciar sesiónEl estudio de Damien, dentro del penthouse, siempre imponía respeto. Con sus ventanales de piso a techo que dejaban ver la ciudad iluminada como un océano de luces, parecía un santuario donde solo reinaban el poder y el control. Dentro, la madera oscura, el cuero y el whisky impregnaban el aire con un aroma masculino, envolvente.
La puerta estaba entreabierta. Sophie pasó por el pasillo con la intención de regresar a su habitación, pero se detuvo al escuchar voces graves. Reconoció de inmediato a Damien y, después de unos segundos, comprendió que la otra voz era la de Marcus, su amigo y socio.
Se quedó inmóvil, con el corazón acelerado. No era correcto escuchar, lo sabía. Pero algo en el tono de Damien —esa mezcla de ira contenida y control gélido— la obligó a quedarse.
—Está confirmado. Rachel movió sus fichas —decía Marcus desde dentro—. Se reunió con Charles y su equipo ayer por la noche. Les presentó documentos que no deberían estar en sus manos.
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