Si había algo que Kate, una vampira de más de 200 años, tenía como regla de vida, era no marcar a ningún humano que se llevara a la cama, porque esto lo convertiría en su esclavo de sangre. Pero despertar en un hotel, sin recuerdos de lo pasado en la noche, mucho menos del rostro de a quien marcó y sabiendo que había inflingido su propia regla, estaba en serios problemas. Primero porque ahora tenía los minutos contados sin consumir la sangre de su nuevo esclavo. Y segundo... porque descrubrir que a quien mordió es su jefe, un bloque de hielo que solo sabe hacer dinero y mirar a los demás por el hombro, la ponía en peor aprieto. Pero primero muerta que rogarle a un humano... o eso ella pensaba. Novela en colaboración con Bibi Li
Leer másUn gemido, una caricia, el sonido de las sábanas cayendo de la cama, de las pieles frotándose entre sí por el constante vaivén de las caderas. De labios devorándose hasta sangrar.
De colmillos asomándose, de la piel siendo rota y de la sangre siendo tragada.
-Eres delicioso- la voz femenina sonó jadeante y complacida
-Lo sé- una masculina respondió con seguridad y prepotencia.
***
Kate se revolvió en la mullida cama. Su cuerpo estaba pesado. Sus labios hinchados y dolían, sus muslos todos pegajosos por no mencionar lo que salía de entre ellos. Su interior estaba hinchado y palpitante debido a la actividad nocturna, y su trasero que de seguro estaba rojo porque el muy maldito latía como mil demonios, como si hubiera sido azotado sin ninguna consideración.
Gruñó contra la almohada. No quería levantarse. Deseaba seguir durmiendo, pero los martilleos de la resaca en su cabeza hacían que una vez consiente no pudiera volverse a dormir.
-Maldición- murmuró con voz muy ronca, su garganta era una total lija- No vuelvo a tomar una sola gota de alcohol en mi vida-
¿Tomar? ¿Alcohol? ¿La noche pasada? ¿Qué m****a pasó?
Se sentó de golpe en la cama, tan fuerte que todo a su alrededor y que de paso no reconocía se volviera borroso. Se apretó el tabique. Si, tenía una muy buena resaca. No quería ni imaginarse cuanto alcohol metido en su cuerpo para ni siquiera recordar cómo había llegado a...
Miró a su alrededor con los ojos entrecerrados. No había casi luz en la habitación, pero la poca que entraba por la ventana aumentaba las pulsaciones en su pobre cabeza. Era un cuarto de hotel, y uno muy lujoso, dicho sea. Las sábanas estaban todas revueltas y con el inconfundible olor a sexo impregnado en ellas.
-Qué lástima- dijo apretando los labios- No recuerdo quién demonios me folló anoche, pero debió ser bueno- estiró su cuerpo- Me siento tan satisfecha-
Una enorme sonrisa cruzó sus labios. Pocas veces había estado así, tan campante que su buen humor vino. Hasta su barriga estaba llena.
Y ahora ¿barriga llena?
Sus ojos volvieron a abrieron y una expresión de pánico opacó su sonrisa.
Rebuscó entre las sábanas para encontrar algunas gotas de sangre. Se pasó la lengua por el paladar y todavía quedaba un poco del sabor metálico y a la vez dulce de la sangre. Ni siquiera sus colmillos se habían retraído completamente.
Quien fuera la persona que la que se había estado revolándose había sido mordida por aquella boquita traviesa que tenía. No le gustaba la idea de haberlo hecho sin estar consciente. Siempre tenía un cuidado especial en mostrar lo que era. Después de todo, en pleno siglo 21, una vampira tenía una muy mala reputación que le precedía y no quería ser perseguida otra vez como 100 años atrás.
Respiró profundo. No podía alterarse. Intentó recordar algo de la noche pasada, pero nada, las sensaciones seguían presentes en todo su cuerpo, pero su cabeza había hecho borrón y cuenta nueva. Muy mal momento para ello.
-Cabecita mía coopera, que es necesario. Estamos en un problema- se golpeó la sien.
Pero analizándolo desde otro punto de vista, el hombre no estaba en el cuarto por lo que no estaba muerto, y la policía o los científicos locos no habían llegado por lo que todavía no había sido descubierta. La idea más sensata... acabar de mover el culo y desaparecer de allí antes que ellos hicieran acto de presencia.
Encontró que su ropa estaba pulcramente doblada en una silla. ¿El desconocido había sido tan considerado con ella? Porquería, nadie, después de una casual noche de sexo, actuaba así. Por lo que la recogió y se metió al baño.
Dejó que el agua caliente se llevara cualquier cosa de su cuerpo incluyendo los fluidos secos y se lavó rápido la cabeza. No sería nada bueno si llegara alguien. Se secó dejando su cabello húmedo y se vistió. Pasó por delante del espejo para darse los últimos retoques, pero no fueron sus hermosos ojos ámbar, ni su cabello color arena algunos tonos más claros, lo que hizo que su respiración se quedara atrapada en su garganta.
Sus dedos temblorosos abrieron un poco más el cuello de su blusa. Específicamente donde descansaba una marca, con un complicado patronaje, que se dibujaba alrededor de la parte baja de su cuello como si fuera un collar. Las finas líneas azuladas podían pasar por un simple tatuaje, pero nada más lejos de la realidad.
-Maldición, maldición ¿qué hice?- gritó y retrocedió. Resbaló con el piso húmedo y cayó sobre sus lastimadas nalgas. La conmoción era tan grande que apenas lo sintió.
Aquella marca era lo último que deseaba en esta vida. Significaba que había mordido a alguien durante el sexo y después de comprobar su compatibilidad lo había marcado como su esclavo de sangre, el grillete en su cuello era prueba de ello. Su ahora esclavo, en alguna parte de este mundo debía tener uno similar, de color rojo.
Se hizo presa del pánico.
¿Cómo demonios eso había ocurrido?
Un esclavo de sangre no era tan fácil como la gente pensaba. Sin él ahora ella estaba condenada. Comenzaría a hacerle rechazo a toda la sangre que no fuera la de su esclavo y en poco tiempo el grillete en su cuello se extendería y la consumiría. Una maldición a la que todos los vampiros le huían.
Por eso es que ya no tenían Esclavos de Sangre, a menos que fuera la persona que realmente desearan atar en esta vida o aquella que había nacido predestina en tu camino. El precio a pagar era muy alto.
Pero eso no era lo peor de todo.
Ni siquiera recordaba el rostro del hombre, al que supuestamente había hecho su esclavo.
Estaba en una situación complicada.
Nicolae apretaba sus labios al punto que casi le dolieron y se le pudieron blancos. ¿Qué demonios pretendían con ella?Su vida había estado bien si se podía decir así hasta el momento que su madre se había enamorado nuevamente. Y se había transformado poco a poco en otra persona. Antes le daba besos antes de dormir en su mejilla, o se quedaba a su lado cuando tenía alguna pesadilla. Sentía el cariño de ella. Pero tras aparecer aquella persona todo había cambiado.No recordaba su rostro. Estaba seguro que ese vampiro había hecho algo en él para que no pudiera reconocerlo. Sin embargo, ese brillo rojo y colmillos largos nunca podía olvidarlos. Y menos cuando estos mismos habían desgarrado el cuello de su madre de una forma tan violenta que había visto el cuerpo de esta caer al suelo tras ella irle a reclamar tras encontrarlo abrazando a otra persona. Un cuerpo más pequeño y delgado que no pudo ver pues el cuerpo de aquel hombre lo cubría, pero no era una mujer.Nicolae nunca había visto
El hombre sentado detrás del escritorio perteneciente al puesto de director del orfanato miraba los papeles delante de él y después a quien estaba sentado en la silla del otro lado de la mesa.-¿Está seguro que quiere adoptarlo? Él... es un niño realmente difícil. A pesar de que por su aspecto muchas parejas han optado por él al momento de conocerlo lo rechazan por su forma de ser.Una sonrisa leve se dibujó en la comisura del hombre frente a él.-Por eso mismo quiero adoptarlo- dijo con tono serio a pesar de su expresión.El director tragó en seco.-en ese caso firme aquí, y este es el sobre con toda la documentación de Nicolae. No tenemos mucho sobre su pasado, solo registros médicos y demás. No tiene familiares terceros que puedan incomodar en un futuro, ni conocidos ni amigos. Es alguien bastante antisocial y muy cerrado en su mundo.Eso no fue problema para el que firmaba. Más bien era mejor así.Tras terminar la parte burocrática ambos fueron llevamos hacia la sala donde Nicolae
El sonido del agua de la bañera junto al de las lamidas era lo único que se escuchaba en el baño. El cuerpo de Domic, recostado contra el borde de la bañera mantenía contra él, el de su ama que pasaba lentamente su lengua a lo largo de toda la herida que antes estaba allí y que ahora era una simple línea. Gracias a su enlace ama y esclavo sus heridas sanaban tan rápido que no le daba tiempo a que dolieran.-¿en qué piensas?- le preguntó a Hellene pasando sus dedos por su cabello largo enredándolos en ellos. Había crecido tanto que peinarlo a veces era una tarea de algunos minutos.-Ese chico... es interesante- Hellene dejó de lamer y cerrando sus ojos se recostó hacia atrás dejando su cabeza sobre el hombro duro de su esclavo.-¿Qué viste?-Mira que puedes ser chismoso- soltó una carcajada para después ponerse serio- Pues... una escena que no me gustó mucho. Pero sobre todo traumas de un niño. Una madre que lo quería y que después de buscar una nueva pareja comenzó a enfocarse menos e
La puerta del elegante y carísimo auto negro fue abierta dejando salir el esbelto cuerpo envuelto en un largo saco negro que casi se arrastraba en el suelo. La oscura bufanda alrededor del cuello contrastaba enormemente con el cabello largo y claro que caía por la espalda hasta la altura de las caderas.Las miradas frente al edificio se posaron rápidamente sobre ella, con notable impresión. Y es que no era normal ver a alguien de tal magnitud por aquello lares todos los días. Incluso la blanca nieve que caía a su alrededor se veía opacada por su presencia.Hellene sonrió levemente debajo de la sombrilla abierta por su esclavo aislándola de la fina pelusa fría que caía del cielo, y recorrió con la mirada la edificación obviando a los demás presentes.Su dinero había sido bien invertido después de todo. No solía dar préstamos, sabía lo rata que podía ser la gente, pero cuando le habían planteado el hecho de invertir algunos millones en una institución para acoger a niños huérfanos o aba
Nicolae caminó en dirección a la puerta del apartamento que antes estaba pintada de blanco, pero ahora tenía un color negro mate dado el cambio de concepto a pedido de Kate. Hellene era realmente rápida cuando se trataba de remodelación. Por lo que el olor a pintura los golpeó apenas entrar.Las paredes que antes eran blancas ahora estaban siendo cubiertas por negro y rojo de un lado, mientras de otro ponían armaduras en las paredes. En otra sala las ventanas modernas estaban siendo cambiadas por otras de madera con vitrales, y...-El piso nuevo está en camino- escucharon a Hellene que salía de la cocina caminando hacia ellos con una sonrisa- No podía de la emoción cuando mi querida vampirita me dijo quería algo como tu apartamento, así que les pague el doble a los trabajadores para que comenzaran desde la noche - ¿te gusta?Hellene miró a Kate que recorría el lugar con la mirada. Decir que le gustaba era quedarse corta. Era como si los recuerdos cálidos del lugar donde había vivido c
Nicolae frunció el ceño y su cuerpo entero se tensó. Su rostro se volvió completamente frío. Sus ojos azules resplandecieron debajo de su cabello que se movía por el aire de la secadora. Como si se hubiera tocado un tema sensible.-Acaso me ves con tiempo libre para perderlo con esas estupideces. No tengo intenciones de gastar mi energía enamorándome- dijo rotundamente y Kate sintió que su pecho se apretó de forma automática, aun así, volvió a insistir.-Ni siquiera por alguna amante, alguna persona que haya estado contigo en la cama. En la adolescencia, los adolescentes suelen ser bastante efusivos con sus sentimientos- sentía que quería escuchar ciertas palabras saliendo de la boca de su esclavo. Confirmar sus sospechas.Nicolae le agarró la muñeca y le quitó la secadora apagándola y devolviéndola al lugar.-Tener sentimientos como el amor es una pérdida de tiempo- se dio media vuelta y caminar hacia el exterior del baño, pero antes de salir giró su rostro mirado a Kate con la mirad
Último capítulo