Kate tiró sobre su hombro un pomo, y después otro y otro que eran atrapados por la cola de su perro parado en dos patas junto al lavamanos del baño, mirando a su vez las etiquetas de estos mismos que le mostraba la vampira.
—Esto no hace burbujas, esto es detergente de ¿nuez moscada?, este es mi champú, este es el de Nicolae, esto son bolitas de olor —decía Kate mirando uno tras otro haciendo tremendo reguero dentro del baño—. ¡OYEEEEE NICOLAAAAEEEEE, LLAMA A DOMIC Y PREGÚNTALE DÓNDE DEMONIOS DEJÓ LAS BURBUJAS! —gritó a su esclavo que estaba en la habitación ya que precisamente el mejor jacuzzi estaba en el baño de su master suite.
Pudo escuchar un chasquido de lengua y después hablando por el celular. Kate soltó una leve risita y envolvió sus brazos alrededor del cuello de su ahora familiar y le dio un sonoro beso en la mejilla a Speicer, que movió la cola como torbellino.
—Hoy ha sido un buen día —le murmuró contra su pelaje y las mejillas encendidas, para después restregar su rostr