1. Pasta de Tomate.

Paula: 

Sonreí al ver el letrero de mi pasteleria ser colocado. Al fin todo lo que había trabajado por años ha tenido resultado. Después de meses arduos de trabajo, compre mi local y lo remodele para tener mi propia pastelería. 

—Lo has logrado mi niña. 

—Si mamá —la abracé—, al fin lo he logrado. 

—Listo señorita Colón —me dijo el chico que colocó el letrero. 

—Gracias, mama, ve a pagarle por favor. 

Ella asintió y entro con el chico. Yo aun no paraba de mirar el letrero en el que yo había trabajado por semanas. 

—Aqui esta mi preciosa. 

—¡Bri! —la abrace.

—No podía dejar de venir a ver la próxima pastelería exitosa de la ciudad —beso mi mejilla—, Dios mio, el letrero es precioso. 

—Sabia que te gustaría —dije feliz. 

—Mejor entremos, tengo un regalo para ti. 

Ambas entramos al local, el chico que colocó el letrero se habia ido, mi mama estaba limpiando la cocina. 

—Bien preciosa —mire a Brianna—. Tengo algo para ti, ten. 

Recibí el papel que me había dado, era un cheque por diez mil dólares, mi vista se fue a Brianna quien me sonreía. 

—Bri..

—Es mi aporte para ti, por todo lo que has trabajado. 

—No Brianna, no puedo aceptarlo. 

—Aceptalo ¿si? —me sonrio— eres mi amiga a pesar de todo, es una ayuda, solo aceptalo. 

La abrace de nuevo y me eche a llorar, esto era realmente significativo para mi por que con esto terminaria de comprar lo que me haria falta para la pastelería. 

—No llores tonta —sonrio—, sabes que no hay nada que no haría por ti. 

—Y yo por ti. 

—Bien, ahora que te di todo ese dinero, úsalo bien —le asenti— ¿Cuando vas a inaugurar? 

—En dos semanas, solo faltan algunas cosas y estaremos listas. 

—Bueno, debo ir de viaje pero regresare antes para la inauguración —le asenti—, suerte y felicidades de nuevo linda. 

Me dio un un ultimo abrazo y salió. Briana ha sido un ángel conmigo desde que somos adolescentes, desde entonces hemos sido amigas y para mi, es como mi hermana y la persona mas maravillosa del planeta. 

Ambas somos de mundos distintos, su padre es un empresario con mucho dinero, su familia es una de las más ricas del estado, pero pese a que tienen dinero, son personas humildes y sencillas. 

Yo en cambio, no es que sea pobre, pero tampoco rica, soy alguien de recursos limitados por así decirlo. Me gusta trabajar y ganarme mi propio dinero, el trabajo es todo lo que conozco. 

Mi padre murio cuando tenia catorce y desde entonces hemos sido mi mamá y yo contra todo, las deudas y algunas veces la escasez. Pero jamás nos hemos detenido por nada del mundo, seguimos adelante con la mejor mente positiva. 

—¿Que harás con tanto dinero? Esa niña es un ángel. 

—Lo es mamá y respondiendo a tu pregunta, colocare un papel tapiz precioso, comprare buena utilería y tomaré algo para pagar la casa, nos faltan dos mil quinientos y con esto terminamos de pagarla... Podre reparar mi motocicleta entre otras cosas. 

—Buena idea mi niña —me sonrio— ¿contrataras a alguien? 

—Por supuesto, solo dos meseros, quiero encargarme de todo yo... 

—Paula —cuando me llama por mi nombre se lo que viene— ¿Sigues con eso?

—Lo siento mamá, pero sabes que no confio en nadie —me meti a la cocina con ella—, deje de hacerlo hace tiempo. 

—Pero mi niña, no todas las personas son malas. 

—Eso me queda claro mamá, pero no puedo dejar que nadie meta las manos o las narices en mi pastelería, sabes cuanto trabaje para tenerla... Ya perdí una oportunidad por confiar, no pienso cometer el mismo error dos veces. 

En los años de mi vida me la pase confiando en las personas que no debía, siempre pense que todos eran buenos y yo lo era, pero termine decepcionándome de muchas personas que se aprovecharon de mi ingenuidad. 

Por suerte madure y se me metió en la cabeza en no confiar en nadie, puede que suene tonto, pero es asi, no puedes confiar en nadie mas que en ti mismo. Eso lo aprendi por las malas. 

—Yo administrare todo esto mamá —me recargue de la mesa—. Me metere a la cocina y hare todo yo misma, se que sera agotador, pero no quiero a nadie mas dentro de esto. 

—Está bien, en eso no me pienso meter, es tu local.. 

Me costaba demasiado brindar confianza, desde hace tiempo el confiar se volvió un arma de doble filo para mi. Por eso ahora soy bastante meticulosa con las personas que conozco. 

(...)

Al dia siguiente. 

Coloque la mesa en un rincón, los chicos que colocarían el papel tapiz llegarían en unos minutos. Mi mama seguía mirando algunas recetas para el dia de la inauguración que sería en dos semanas. 

Estaba ansiosa por ello.

Había estudiado en una buena universidad, hice todo lo que estaba en mis manos para poder estudiar y graduarme pero cuando lo hice, descubrí que el diseño no era lo mío. Estudie diseño y Marketing por que crei que me gustaba, pero al tiempo me di cuenta que eso no era lo que realmente quería, pero aun asi termine mi carrera con todo el esfuerzo. 

Al poco tiempo descubrí que me gustaba la repostería, siempre vi a mi mama hornear galletas y postres sencillos, al crecer lo intente y me salieron de maravilla y en mis ratos libres experimentaba para crear mis propios postres y hace un año y medio, se me dio la idea de abrir mi propia repostería. 

No fue un camino fácil pero ya está por hacerse realidad. 

—Señorita Colón —un hombre entró—, soy Freddy y el es Fran —estreché sus manos—, le colocaremos el papel tapiz que pidió. 

—Claro, pueden instalarse, les deje suficiente espacio para que trabajen. 

—Claro. 

Los deje afuera y me metí a la cocina, mi mama seguia buscando recetas. 

—¿Que dices servir Frappes? —me miró— agregarlos al menú.  

—Buena idea mamá —tomé la libreta—, mañana llegan los de seguridad a instalar las cámaras y el arma. 

—Dios Paula, el arma es innecesaria. 

—Lo es mamá y lo sabes... —suspire— estamos en New York, en una zona no muy buena por cierto, la seguridad es primordial. 

Hace unos meses tomé clases de defensa y aprendí a usar un arma, hace unos días me dieron el permiso y la licencia para poder portarla. Lamentablemente el lugar en que esta mi repostería no es el mejor de la ciudad ya que los demás locales eran demasiados costosos para mi. 

Encontré este en medio de un barrio que está casi al centro, no es seguro, pero tampoco esta tan malo, solo debo protegerme y punto. 

—Solo manten esa cosa lejos de mi vista. 

—Lo haré mama tranquila, mejor sigamos coordinando el menú. Pienso agregar mi postre tres leches, las fresas con crema y el pastel de Zanahoria. 

—Pero dijiste que el postre tres leches que haces no lo sacarias ¿que cambió?

—Pues siento que sera un exito, no puedo guardarlo solo para mi ¿no crees? —ella asintió— las donas también y los cupcakes. 

—Bien, tengo una sugerencia. 

—Te escucho. 

—Desayunos —me dijo—, New York es enorme y por aquí circulan muchas personas.. Podrías ofrecer desayunos, cafés, entre otras cosas. Solo una pequeña área. 

—Para eso tengo que contratar a alguien más. 

—Sólo hazlo mi amor, nosotras dos solas en la cocina, no nos dará abasto... Piensalo. 

—Lo pensare mamá. 

Mi meta es que la pastelería sea reconocida, más no una de las mejores, puesto que hare esto por mi, por que es mi sueño, pero claro, con la esperanza de que me vaya muy bien. 

Soy una persona con los pies puestos en la tierra y debo pensar con la cabeza fría y mantener mis expectativas en balance. 

Salí de la cocina para llevarles bebida a los señores. Sonreí al ver como estaba quedando la pared, de verdad que hacen un buen trabajo. 

Me sentía orgullosa de poder lograr lo que tanto he anhelado, se que fue un sueño quizá algo apresurado, pero se que nací para hacer esto, para seguir mi camino. 

Así como algunas personas nacen para crear hermosas historias.  

Yo naci para crear postres deliciosos y alegrar a las personas. 

(...) 

Iba a tomar un par de pastas de tomates del anaquel, pero un sujeto las tomo al mismo tiempo que yo. 

—Lo siento, las vi primero —dijo el. 

—No señor, yo las tome primero. 

—Llegué primero que usted señorita. 

La pasta de tomate la tenía en mis manos y el no la soltaba. Me importa una m****a, yo las tome primero.

—Pudo haber llegado primero, pero yo las tome antes que usted —las jale hacia mi.

—Ese no es mi asunto, yo llegue primero —las jalo hacia el. 

—Pero yo las tome —las traje de nuevo hacia mi—, sea un caballero y deje que las tome por que yo, lo hice primero. 

—No —me las quitó de las manos—, yo las tome. 

—Oiga... Pero que grosero es. 

—Me halaga —sonrió—, adiós. 

Empujó su carrito y se fue, suspire y me resigne, ya no habian mas pastas de tomate y yo que quería hacer una pizza para mi mama, pero me tocará pedirla. 

—Que tipo para mas grosero —murmure mientras buscaba mi teléfono. 

—Escuche eso —alcé la vista, el estaba frente a mi—, me dio un poco de pena llevarme ambas y decidí darte una, pero escuche como me llamaste y no pienso dártela. 

—No dije nada que no fuera cierto, es un grosero. 

—¿No te enseñaron que no debes juzgar a las personas? 

—Claro que si, solo que a usted se le nota lo grosero a kilómetros. —sonreí. 

—Vaya —rió—, es lo más amable que me han dicho. 

—Así sera —susurre. 

—Como sea ¿quieres la salsa o no? No tengo tiempo. 

—Pues si, la necesito. 

—Te la daré por que soy un buen samaritano, me gusta hacer obras de caridad —sonrió. 

—¿Disculpe? —alcé una ceja. 

—¿Eres sorda? —preguntó con fastidio. 

—Mire señor —lo mire mal—, no se quien es usted y tampoco me interesa saberlo, pero lo que si se es que usted es una persona muy mal educada y con una personalidad de m****a —lo mire de arriba a abajo—, no se que se cree para decir tal cosa, obra de caridad mi trasero —bufé.

—En mi vida me he cruzado con personas locas, pero te llevas el premio... —abrí la boca— mejor ten, tengo cosas mas importantes que hacer. 

Iba a darme el frasco de salsa pero mi tonto orgullo no me permitió recibirlo, el lo soltó y dicho frasco cayó al suelo rompiéndose en pedazos y lo peor de ello es que a ambos nos salpico. 

—Mierda —lo escuché murmurar. 

Tenía todo el pantalón, los zapatos y parte de su camisa blanca manchada de pasta de tomate, el se llevó la peor parte. 

—¿Ves lo que haces? 

—No es mi culpa —negué— usted lo soltó. 

—¡Pero por que no lo recibiste! —exclamó— ¿Sabes cuanto cuesta este traje?

—No lo se, tampoco me interesa. 

—¡Jah! Es el colmo —se rió— ¿acaso no sabes quien soy yo?

—No, no me interesa... 

—Vaya que no conoces los modales, trate de ser buena persona contigo... 

—¿Perdón? ¿Puede repetirlo? Es que no lo escuche con tanta m****a metida en la boca.

—¿Que? —se puso las manos en la cintura y comenzo a reirse— definitivamente que las personas en estos tiempos están perdiendo los modales. Tu —me señaló—, vas a pagarme la ropa. 

—Está loco si cree que pienso hacer eso, usted dejó caer el frasco, yo no tengo por que pagar algo que no hice. 

—Claro que vas a pagarlo... Tonta lunatica. 

—¿Como me llamo?

—Lu-na-ti-ca —dijo con una sonrisa burlona. 

Me importaba poco estar en un lugar público, me agache y tome un poco de aquella salsa de el suelo y le la embarré mas en la camisa, las personas murmuraron y se sorprendieron por mi acción. 

El solo se miraba la camisa que ahora estaba teñida por completa de rojo. 

—Que tenga una linda tarde señor. 

Comencé a caminar rápidamente directo a la salida, al salir del supermercado empecé a sentirme estúpida ¿por que hice algo asi? 

Bueno, es que el empezó ¿como me pudo hablar de ese modo? Yo no fui grosera con el, el no tenía por que serlo conmigo. 

—¡Hey, tu, loca! 

Lo vi salir del supermercado hecho una furia, yo solo corrí hacia mi motocicleta y la encendí rápidamente para huir. 

Creo que me meti en un enorme lío. 

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