27. Llamas en la Oscuridad
Un mes atrás
La lluvia caía como cuchillas finas sobre los tejados de Umbra Noctis, lavando las últimas huellas de su presencia. Raven no miró atrás. Su silueta, envuelta en sombras, se fundía con la madrugada mientras la ciudad dormía. Llevaba consigo solo una mochila, la carta que había dejado a Liora… y una culpa que le quemaba el pecho más que cualquier herida física.
Sus pasos lo guiaban lejos del bosque, lejos de ella. De Ailén.
El vínculo no se había roto, pero lo sentía latente, como un eco distante, una llama encendida al borde del colapso. Y eso le dolía más que todo. No podía protegerla sin saber quién era. No podía amarla sin antes dejar de ser un enigma para sí mismo.
Sus botas se hundían en el barro del sendero que cruzaba las montañas del norte. El mapa que le habían entregado los ancianos de la Orden —uno que mostraba ruinas antiguas donde la Luna Roja había caído siglos atrás— no prometía nada… excepto preguntas. Pero él no buscaba certezas. Buscaba respuestas.
El ai