13. Los Sueños del Alpha
La noche se deshacía lentamente en sombras azules, mientras el primer aliento del amanecer luchaba por abrirse paso entre las cortinas de la habitación. El reloj marcaba las 5:47 a. m., pero para Raven, el tiempo no tenía forma ni sentido. Estaba atrapado entre dos mundos: el del sueño... y el del presagio.
El calor lo rodeaba como un sudario. Cada respiración era un esfuerzo, como si el aire se hubiera espesado, llenándose de cenizas invisibles. El vendaje en su costado estaba húmedo por el sudor, y su frente perlada temblaba bajo la fiebre. Dormía, pero no descansaba. Soñaba... pero no era un sueño.
Era Umbra Noctis, aunque diferente. Silenciosa. Destruida.
Los árboles estaban desnudos, calcinados como restos de una batalla que aún humeaba en la distancia. Las sombras se movían de forma antinatural, serpenteando entre raíces y escombros. Y ahí, en medio del caos, él se encontraba de pie, confundido, observando el horizonte teñido por un sol rojo como la sangre.
-- Llegaste tarde, hi