Tras terminar la jornada en el hospital, Damian volvió a reunir las pruebas que su equipo había logrado conseguir. Fotos del lugar, muestras de sangre que no coincidían con las de animales salvajes comunes, y trozos de tela enganchados en una rama, todo quedó dispuesto sobre la larga mesa de la sala de investigación en la pequeña sede de White Pack. Entre ese montón de cosas, algo hizo que Damian se detuviera un instante: una pequeña pieza de metal, con finas estrías como un grabado, casi oculta entre raíces secas. Tenía forma circular con un patrón tallado; Valerie, que estaba a su lado, contuvo la respiración al verla.
—¿Qué es eso? —preguntó Damian.
El detective al que Damian había pagado se inclinó, aumentó la foto en la tableta.
—Esto no es algo de aquí, señor. Es una especie de placa o botón de uniforme; hay un grabado con un emblema que reconocimos. Haremos una prueba dactilar y lo compararemos con la base de datos que tenemos.
Pasaron unas horas. Llegaron los resultados del la