*—Callum:
Dado su estado de desnutrición leve, la deshidratación severa y la tensión mental acumulada, Callum se había desmayado por segunda vez en menos de cuarenta y ocho horas. Cuando recobró la conciencia, estaba tendido en una camilla en la sala de emergencias, con una vía en el dorso de la mano que lo hidrataba lentamente.
Lo primero que percibió al abrir los ojos fue el olor a desinfectante, las intensas luces blancas y el rostro preocupado de Noah, que sostenía su teléfono, pero no dejaba de mirarlo con ansiedad.
—Te estabilizaron —dijo su amigo suavemente, cuando vio que Callum abría los ojos—. Te hicieron algunos exámenes de emergencia y apenas tengamos los resultados, iremos con el especialista de rasgos, ¿de acuerdo?
Callum apenas asintió. Sentía el cuerpo pesado, como si no le perteneciera. Lo último que quería era escuchar lo obvio, pero cuanto más rápido terminara todo aquello, mejor.
Una hora después, le retiraron la vía. Seguía débil, así que lo acomodaron en u