*—Callum:
Regresar a casa nunca se había sentido tan bien.
Callum se sentía liberado, como si un yugo invisible se hubiera quebrado por fin sobre sus hombros. Durante demasiado tiempo había cargado con un dolor silencioso, con la certeza de que su familia jamás lo había valorado, convenciéndose de que era una sombra incómoda en su mundo. Y aunque sabía que el camino de la reconciliación apenas empezaba, notar que sus padres estaban cambiando y que, poco a poco, lo aceptaban… era un paso hacia adelante.
Quizás las heridas no sanarían de la noche a la mañana, pero ahora, al menos, podía mirar hacia el futuro con un atisbo de esperanza.
Cuando cruzaron el umbral de la habitación en la mansión de los Delacroix, el lugar donde habían estado viviendo, Callum se dejó caer sobre la gran cama mullida. Su cuerpo estaba exhausto, no solo por el desgaste físico, sino por la tensión emocional que lo había consumido en aquel encuentro.
Nunca pensó que la relación con sus padres llegaría a ese extr