Después de las felicitaciones y abrazos. Los novios subieron a la limusina y salieron para ir a la recepción. La celebración se realizó en los jardines de la mansión Lanús,
El sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo de colores oscuros.
Adrianna y Paolo entraron tomados de la mano, mientras todos los invitados se pusieron de pie para aplaudir.
—¿En qué piensas? —le preguntó ella mientras caminaban hacia la pista.
—En que nunca imaginé que la mujer que soñé durante años… sería real.
Adrianna bajó la mirada, ruborizada.
—Y yo en que por fin puedo respirar sin miedo.
—Te amo —dijeron al unisono y unieron sus labios en un profundo beso.
El vals comenzó, y ambos se dejaron llevar. Bailaron como si fueran los únicos en el mundo, como si el suelo se moviera bajo sus pies.
Los niños lanzaban pétalos, Natalia y Letty se abrazaban emocionadas, Enzo y Ornelas compartían una copa de vino con sonrisas sinceras.
Durante la cena, cada uno de los presentes ofreció un brindis. Ernesto fue el primer