CINCO AÑOS ATRÁS.
Paolo, después de hablar con Claudio y este decir que se marchaba a Himalaya, se dedicó a sus empresas.
Despierta cada mañana y baja al gimnasio para realizar su rutina de ejercicio que lo mantiene en forma, una hora después termina su caminata para luego subir nuevamente a ducharse. Y ahí, frente al espejo con su rostro lleno de espuma de afeitar, se da cuenta de que está completa mente solo, que no hay nadie ahí cada mañana para abrazarlo Desde atrás y decirle.
" Te ves exelente mi amor" y se a acostumbrado tanto a su vida solitaria.
Media hora después cuando está listo para bajar a desayunar su teléfono suena. Mira la pantalla y es Claudio.
—¡Hola papá! ¿Cómo estás?
—Muy bien hijo, ¿como te va en tu viaje? —preguntó Paolo algo preocupado de ver que el tiempo de comunicarse de Claudio era limitado y no muy seguido.
—Estamos por salir a una nueva ruta de excursión, te envié fotos por correo. Padre te quiero mucho, cuídate.
—Tu también hijo, cuídate. —respondió si