Capítulo 167 —Cacería
Narrador:
El Diablo estaba en su sillón de cuero, con una taza de café intacto sobre la mesa, aunque ni siquiera lo había probado. El silencio en el despacho era tan denso que hasta el tic-tac del reloj parecía un martillo. Eros caminaba de un lado al otro, inquieto, con las manos en los bolsillos. Tenía el ceño fruncido, como si cada palabra que había escuchado de Leonardo la noche anterior todavía le quemara en la cabeza. Sasha, en cambio, estaba de pie, apoyada contra el borde de la mesa, con los brazos cruzados, observando a los dos hombres con esa calma que era más apariencia que realidad. Fue Eros quien rompió el silencio.
—La conclusión es clara: Marina Cortez no existe. O existió hasta hace cuatro años, y alguien la borró del mapa para ponerse en su lugar ahora.
El Diablo giró lentamente la mirada hacia él, pero no dijo nada. Su sola presencia exigía precisión en los datos. Sasha tomó la palabra.
—Lo que más me inquieta no es que esa mujer tenga crede