Capítulo 170 —La voy a separar pedazo por pedazo
Narrador:
Cuando colgó el teléfono, el Diablo permaneció de pie en su despacho, con los nudillos blancos sobre el escritorio y la mandíbula apretada como una trampa de acero. Un silencio feroz lo rodeaba. Respiraba lento, porque sabía que si perdía el control un segundo más, partiría la mesa en dos. No podía quedarse ahí. No con esa noticia atravesándole el cráneo. Salió del despacho y buscó a Aylin. La encontró en el salón principal, hojeando distraída un libro de maternidad que había dejado sobre sus rodillas. Al verlo, levantó la vista y sonrió apenas, pero esa sonrisa se borró en cuanto leyó en sus ojos la tormenta.
—¿Qué pasa, Roman? —preguntó de inmediato, con esa alarma instintiva que solo nace del amor y el miedo.
Él respiró hondo, obligándose a suavizar el gesto. Caminó hasta ella y le acarició la mejilla con la palma dura, conteniéndose.
—Tenemos un problema —dijo con la voz baja, grave, sin dar detalles todavía.
Aylin frunció