Capítulo 108 —El regalo
Narrador:
El jet se deslizaba suave por el cielo teñido de tonos crepusculares. Aylin iba sentada junto a la ventana, con los ojos perdidos en las nubes, pero la mente en otra parte. Roman, a su lado, le sostenía la mano desde que despegaron, sin soltarla ni por un segundo. La miró de reojo. Sus ojos estaban enrojecidos, aunque ya no lloraba. Solo parecía vacía, en pausa. Con suavidad, él le soltó los dedos y deslizó la mano hacia su vientre, apoyándola con ternura sobre la pequeña curva aún imperceptible. Aylin bajó la mirada y lo observó hacerlo, sin necesidad de palabras. Era un gesto simple, pero lleno de sentido. Roman no dijo nada. Solo la miró y le sonrió, esa sonrisa leve, apenas torcida, como si le doliera, pero también lo salvara. Se inclinó y la besó en la mejilla, luego en la sien, como si sellara una promesa que no necesitaba ser pronunciada. Sus dedos se movieron con lentitud sobre la tela de su camiseta, acariciando, conectando. Como si acariciar