El médico se hacía la misma pregunta que se hacía el Alfa Romano, ¿Dónde estaba el padre de los cachorros? Era tan importante la figura paterna en la crianza de los lobeznos, que no se explicaba como los había abandonado, si es que había sido el caso.
— No lo sé, la madre no ha dicho nada aún, si lo llega a hacer quiero que me lo informe de inmediato.
— Así será Alfa.
Para cuando el rey ya tenía toda la información que había, Alejandra apenas llegaba a la sala de cuidados neonatales. Ella se veía como si fuera una psicópata con ese palo de fierro rodante donde descansaba el suero que tenía conectado en la muñeca.
— ¡Tú... ya estás aquí y no fuiste siquiera para decirme que camino tomar para llegar a la sala de bebés! Eres tan descortés, ¿Qué clase de etiqueta manejan en esta manada? — Ale estaba enfadada, y así se veía un poco más psicópata que antes, vestida en una bata de hospital, con múltiples heridas en la piel, descalza y además que caminaba con dificultad debido a la