Unos cachorros muy curiosos.
Los cachorros entre su relajo alcanzaron a escuchar la voz de su imponente padre llamarlos.
— !Papá vino, está aquí por ustedes!
— !Joshino, tu padre ya está aquí, ven aquí cachorro!
Los tres cachorritos Salvatore corrían hacia su padre que se había hincado en una pierna, ellos lo abrazaban y se le subían por todas partes, parecía el lobo de la película de caricaturas lleno de cachorritos por doquier.
— Basta, basta, van a tirar a su padre. Ya estamos aquí por ustedes, comportense. — Pedía el padre.
— ¡Llegaste papá, no moriste en la guerra, sabíamos que eras el más fuerte, que nadie podría vencerte, eres el mejor, el invencible Alfa Leonardo Salvatore!
Gritaban los lobeznos, ellos creían que su padre era quien había vencido al rey de los vampiros.
— !Papá, derrotaste al enemigo, mataste a ese cruel vampiro que nos quería desaparecer a los licántropos hijos de la luna! — El pequeño Lionel se escuchaba decir.
— Bueno... No fue así precisamente...
— ¡Papá, Aria,