Mi destinada se llama Elizabeth Drakal.
Los novios esperaban en el altar, ambos estaban tan nerviosos que sus padres ya casi perdían la paciencia.
— Guarda la calma Lorenzo, solo te vas a casar, no vas a ir a la horca. — Pedía el rey Salvatore a su hijo.
— ¿Me vas a decir que cuando tú te casaste con mamá, no estabas nervioso, papá?
— Pues si, si lo estaba, yo era el Alfa más enamorado que hubiese existido, mi luna lo fue todo para mí apenas la conocí.
— Si, aja, y por eso seguías enredado con esa beta que después intentó asesinarla y a tus cachorros, de hecho asesinó a uno, pero por fortuna Alejandra lo revivió.
— No están hablando contigo, lobo entrometido, solo sentía pena por esa loba, pero nunca tuve nada con ella después de encontrar a mi compañera.
— Hay papá, pues para que mamá te haya abandonado por más de tres años algo muy mal has de haber hecho. Por fortuna ya eso quedó en el pasado y ahora eres el esposo perfecto.
— ¡¡Ya llegaron las novias!!
Los padres rápidamente fueron a la entrada, ello