La voluntad de la diosa luna se ha cumplido.
Joana habría querido cumplir con la promesa que le hizo a su padre, esperar a terminar sus estudios para tener una relación con su destinado, pero ambos habían sido ingenuos, pues el llamado de pareja era más fuerte que cualquier cosa.
— No tengas miedo, prometo que voy a cuidarte, ven conmigo.
El joven Alfa no podía llevarla a su cuarto, ahí no había privacidad, la llevó a lo profundo del profundo bosque que rodeaba el enorme colegio, y le hizo una cama de hojas secas.
Después de mirarse intensamente, el Alfa atrajo a la hermosa loba hacia él, los besos al principio suaves de Lorenzo se fueron intensificando cada vez más hasta dejar a Joana sin aliento. Sus cuerpos ardían por tenerse, sus manos recorrían su piel grabándose cada borde, cada curva.
Las ropas de ambos cayeron a la tierra, no les importaba estar a la interperie al final de cuentas los lobos eran uno con la naturaleza.
— Lorenzo... No te detengas, me haces sentir... ¡Ahhh...!
El apuesto Alfa estaba desperta