La pena de la madre luna.
La pregunta de su cuñada dejó sorprendido al Alfa, él en realidad no creía que su hermano no quisiera a sus cachorros, era solo que se dejaba enredar y manipular por esa beta descarada y sin clase.
— No digas eso, Leonardo quiere a sus hijos, ha estado pendiente de ellos desde que supo que venían al mundo. Esto...
— Entonces dime. ¿Por qué no está aquí? Caí de ese puente y casi muero, nacieron sus cachorros y no los vió nacer, uno de ellos necesita de su sangre para vivir y el sigue sin aparecerse. Dime la verdad Angelino, ¿Leonardo está con la beta Esmeralda?
El Alfa no quería responder, pero lo cierto era que él nunca mentía, y no iba a mentir por su hermano que estaba causando todo ese desastre.
— Lo está, si está con ella.
— ¡Entonces llévame a su villa, iré a pedirle que venga a salvar a su hijo, si se atreve a negarse a venir soy capaz de matar a esa maldita arpía!
— No es tan sencillo cuñada, Ellos no están en el territorio, al parecer salieron a visitar un río