La voluntad de la luna Alejandra.
Bajo la fuerte tormenta, el Alfa y su beta corrían lo más que podían, ni siquiera podían ver nada frente a sus narices. Pero eso no les impedía seguir avanzando aunque a ciegas
Por el link el lobo del beta Patricio, Lacan, se comunicaba.
— Esto está imposible, la lluvia no se detiene, al contrario, se arrecia más.
— No nos vamos a detener, no cuando mi cachorro corre peligro, solo ten cuidado por donde pisas.
(...)
Mientras tanto en el hospital de la manada los betas deambulaban cerca como buitres esperando la oportunidad para llevar a cabo su plan. Asesinar a la luna y sus cachorros.
El Alfa Angelino estaba haciendo guardia a sus sobrinos, no perdía de vista que el último lobezno se estaba poniendo cada vez más azul. La incubadora y los medicamentos no estaban funcionando.
— Estamos haciendo todo lo posible Alfa, pero el cachorrito no responde, sus latidos son cada vez más débiles, no tenemos forma de salvarlo. ¿Qué tantas posibilidades hay para que nuestro rey lle