Después de un doloroso trabajo de parte que había durado cinco horas, la luna Angya por fin dió a luz, ella estaba feliz de recibir a su cachorro.

— Angelino, trae al cachorro conmigo para verlo mejor, en la sala de expulsión se lo llevaron muy rápido.

— Claro, apenas se quedó dormido, apenas llegó al mundo estaba muy hambriento. Míralo, mi hijo es todo un Salvatore, igual de apuesto que su padre.

— por la diosa luna, pero que padre tan engreído tienes pequeño, aunque debo reconocer que eres idéntico a él, no has heredado nada mío, debería de preguntarle al doctor si eso es normal, yo soy la madre, deberías de parecerte más a mí que a tu padre.

— Es nuestro primer cachorro, querida, verás que cuando tengamos más, más de alguno se va a parecer a tí.

— Solamente que tú los vayas a dar a luz, no pienso tener más hijos por lo menos no dentro de poco, nos quedaremos solo con él, por cierto querido, tengo un nombre para él, me gustaría llamarlo Angelo, ¿Qué dices, te gusta?