El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Katerina abrió los ojos, encontrándose con la figura de Aaron dormido a su lado.
Su rostro parecía más relajado que en los últimos días, como si por fin hubiera permitido que alguien más compartiera parte de su carga.
Con movimientos cuidadosos, se levantó sin despertarlo y salió de la habitación.
Tenía mucho que hacer, empezando por la Empresa.
En la cocina, el personal quedó en shock al verla aparecer con su cabello aún revuelto y vistiendo una simple bata de seda, aquello no era muy común en Katerina.
—¿Señora Morgan? —preguntó una de las empleadas con sorpresa.
Katerina apenas notó las miradas curiosas.
—Necesito un desayuno completo para Aaron. Nada pesado, pero nutritivo.
Las cocineras asintieron de inmediato y comenzaron a trabajar. Mientras tanto, Katerina organizó mentalmente su plan para el día.
Aaron no estaba en condiciones de moverse. Si él no podía ir a la empresa, entonces la empresa vendría a él.
Después de ase