MARCANDO TERRITORIO

Gracia volvió a leer el mensaje y guardó el teléfono en el bolsillo. Resopló con ese aire habitual de decepción, aunque esta vez era distinto, ya no dolía. La razón era simple. Ya no lo amaba.

Tomó el cuadro y se dirigió a una de las canecas de basura en la playa. El marco era claramente más grande de lo que cabía, pero no le importó; lo arrojó sin miramientos.

Sacó el teléfono una vez más y escribió un mensaje de respuesta:

«Muy bien, cuando tengas tiempo de recogerlo, puedes venir por él».

Adjuntó una foto del cuadro tirado en la basura y volvió al auto.

Al llegar a la mansión, Maximilien ya estaba allí. No llevaba mucho tiempo esperándola, pero le sorprendió su demora.

—Buenas noches… —saludó Gracia con una sonrisa.

Él, en silencio, miró su reloj.

—Buenas noches, Gracia —respondió él con un tono seco, esperando que ella dijera algo. Sabía perfectamente dónde había estado; su asistente lo mantenía al tanto de los movimientos de su esposa.

Ella reconoció esa expresión en su rostro y
LauraC

¿Acaso gracia se está rindiendo ante los encantos de Maximilien? él la ama, y se lo demuestra en cada acto, pero ella, está completamente cegada al temor, sin embargo, su cuerpo parece traicionarla.

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