AMOR QUE FLOTA EN EL AIRE.
Después de un par de horas de darle consuelo a Caleb, y acomodarlo en uno de los cuartos de invitados.
Maximilien tomó a Gracia por la cintura y besó el costado de su cuello, respirando hondo contra su piel.
—Terrible lo que le está pasando a Caleb.
Gracia se giró, quedando frente a él, y se colgó de su cuello.
—Esas cosas suelen suceder… —susurró—. Pero lo que no acepto es que su esposa se lleve todo lo que él trabajó durante años.
Gracia suspiró, acariciando su nuca.
—Por eso quiero abrir mi propia galería, para no depender de ti. Y si algún día nos divorciamos, no tengamos problemas con la división de bienes. Nunca me quedaría con lo que has trabajado toda tu vida.
Maximilien apretó su cintura con más fuerza y se mordió el labio.
—No sabía que estabas pensando en divorciarte de mí… porque en mis planes no existe algo así. Pero si llega ese momento, te juro que puedes quedarte con todo. No querría nada, Gracia… porque sin ti mi vida no tendría sentido, y apenas cruces la puerta de