Maximilien la miró fijamente a los ojos y quiso besarla, pero Gracia giró la mejilla.
—Maximilien, ahora no. —Se levantó con Hope en brazos y subió las escaleras.Él sintió el rechazo como una daga en el pecho. Todo lo que habían logrado juntos parecía desvanecerse bajo el peso de la desconfianza. Sin pensarlo, fue detrás de ella.
Gracia entró al cuarto de la bebé, la acomodó en la cuna, programó el monitor y se sentó a su lado, sin apartarse. Maximilien la observaba desde el marco de la puerta, y así pasaron un largo tiempo, hasta que él no soportó más. Se acercó y la tomó de los hombros.
—Yo me encargo, Gracia, ve a descansar.Ella sacudió los hombros.
—Esta noche dormiré aquí, con ella.Él suspiró y bajó la mi