—¿Gracia, estás completamente segura de que quieres hacerlo? —Maximilien la tomó de la mano mientras una de las oficiales ajustaba el micrófono oculto en su blusa.
—Claro que estoy segura. —su voz no titubeó—. Tengo demasiadas cuentas pendientes con Fernando.
Un ápice de celos recorrió a Maximilien; no por que pensara que Gracia sentía amor hacia Fernando, sino por la sola idea de que ella tuviera que estar frente a ese hombre otra vez. Se contuvo, tragando la rabia.
—Entiendo lo que dices, pero me parece arriesgado. Ese desgraciado secuestró a nuestra hija, casi me mata. Lo que merece es pudrirse en la cárcel.
Gracia se soltó suavemente de la oficial y lo miró directo, sosteniéndole el rostro entre las manos.
—Lo sé, mi amor, sé que tienes miedo, como yo lo tengo. Pero por fin esto va a terminar. No más amenazas, no más sobresaltos. Después de esto podremos respirar.
Maximilien la estrechó contra su pecho con fuerza.
—He luchado tanto por ti, Gracia, que la sola idea de perderte me v