Al entrar en la habitación matrimonial, Kerim cerró la puerta con seguro y se giró hacia ella. La máscara de compostura cayó de inmediato.
—¡Mientes! —exclamó Kerim, pasándose las manos por el cabello—. ¡No fuiste a tomar café para "despejar la mente"! Te conozco, Zeynep. Tenías esa mirada... la mirada de cuando estás tramando algo. ¿Fuiste a ver a un abogado? ¿Es eso? ¿Fuiste a preparar tu huida con Evan?
Zeynep dejó su bolso sobre la cama con calma deliberada. Se quitó el abrigo y lo colocó en el respaldo de una silla.
—No fui a ver a ningún abogado, Kerim. Y no fui a planear mi huida.
—¿Entonces? ¿Dónde estabas? ¡Tuve miedo, maldita sea! —La voz de Kerim se quebró, revelando su vulnerabilidad—. Desperté y no estabas. La cuna estaba vacía, Evan no estaba y pensé lo peor. Pensé que Azra te había contactado. Pensé que te habías ido para siempre.
Zeynep lo miró. Vio el miedo genuino en sus ojos y su corazón se ablandó un poco.
—Fui a reunirme con alguien que nos quiere ayudar —dijo Zey