TODOS LOS BESOS DE TU BOCA. Epílogo
TODOS LOS BESOS DE TU BOCA. Epílogo
El cura los miró con cariño aquella ceremonia comenzó. Desde las bancas todos contenían la respiración y cuando por fin llegaron a los votos, Rebecca fue la primera en hablar.
—Henry —dijo, con la voz temblando y una sonrisa llena de lágrimas—, cuando te conocí no imaginaba que ibas a convertirte en todo lo que hoy eres para mí. Llegaste a mi vida como una tormenta, arrasándolo todo, y luego diste todo de ti para reconstruirme. Me enseñaste que el amor no es solo pasión y fuego, sino también paciencia, ternura y perdón. —Hizo una pausa y acarició sus manos—. Prometo que, mientras respire, te besaré cada mañana, incluso en los días grises, cuando el mundo parezca más difícil de lo que podemos soportar. Prometo besarte cuando estemos felices y también cuando discutamos, porque sé que cada beso puede arreglar lo que las palabras no alcanzan. Prometo acompañarte en cada paso, en cada sueño, en cada locura que se te ocurra; que seré tu refugio cuando esté