CAPÍTULO 39. Una subasta especial
CAPÍTULO 39. Una subasta especial
Julie Ann parecía a punto de estallar, si se estaba tomando en serio o no las indicaciones del médico de no exaltarse, nadie lo sabría, pero Henry se dio la vuelta sin mirarla dos veces y se alejó de su familia sin volver la cabeza.
Caminó con pasos largos y firmes, como si necesitara sacudirse de encima el peso de todos ellos. La humillación de hacía unos minutos todavía le ardía en el pecho, pero más le dolía la vergüenza que sentía porque sus padres parecían empeñados en arrastrarlo siempre hacia el ridículo.
Camilo se apresuró detrás de él y lo alcanzó enseguida, mirándolo con una mezcla de sorpresa y diversión, aunque también con cierta intriga.
—¡Carajo, Henry! —dijo en voz baja, mientras caminaban hacia la entrada principal del salón—. No entiendo nada. Yo pensaba que Rebecca estaba quebrada, que apenas se sostenía… ¿y resulta que es la anfitriona del evento?
Henry suspiró, llevándose una mano al cabello, y despeinándolo con un gesto nervioso q