KIERAN:
Podía apreciar cómo, poco a poco, la barrera de energía dejaba de existir, y sabía lo que eso significaba. El momento había llegado de enfrentar a nuestros enemigos. Y como si se rebobinara el tiempo, escuché las armas de los humanos que dirigía Ragana sonar, y a los lobos del norte en compañía de todos mis enemigos salir de la maleza frente a nosotros, tal como lo había ordenado.
Mis músculos se tensaron mientras observaba a cada uno de ellos emerger de la penumbra del bosque. La oscuridad los envolvía, dándoles un aspecto espectral. Mi respiración se hizo más lenta, por el cálculo minucioso de cada movimiento que sabía que estaba por venir. Todo mi cuerpo estaba preparado. No había margen para la duda. Sentí la cercanía de mi Luna a mi lado, su energía vibrando con intensidad, y, de forma in