SARAH:
Sentada en medio de la cueva de las brujas llamadas lobas antiguas y mirando al brujo que estaba poseído por el demonio Crimsonox, yo también lo estaba. Mi furia crecía por haber sido tan estúpida y haber vendido mi alma a este demonio que me había engañado. Me había convertido en su sirvienta y, a pesar de que era una loba alfa muy poderosa, no podía hacer nada contra él. Ahora solo podía obedecer, muy a mi pesar.
—¿Y no han encontrado cómo romper esa barrera? —chilló el brujo, lanzando llamas por los ojos—. ¡Les dije que atraparan a esas lobas lunares antes de que regresaran a este tiempo! ¡Son unas inútiles! Y tú, Sarah, dijiste que tu pareja destinada, el doctor Gael, vendría con tu llamado, que traicionaría a su primo, el alfa Kieran. ¿Qué sucede? ¿Por qué no viene a tu llamado?