CLARIS:
Mis pensamientos eran un torbellino, pero una voz suave y clara en mi mente me decía que Kieran Theron no lo sabía todo, pero estaba del lado que debía estar. Porque no era tonta; podía percatarme de que en esos momentos yo era más que una simple espectadora atrapada entre ellos. Por alguna razón todavía desconocida para mí, estaba en medio de la disputa entre ellos dos. Y cuando Darien volvió a hablar, pareció confirmar lo que sentía.
—Oh, Kieran... —dijo, negando lentamente con la cabeza, pero sin acercarse, se mantenía a unos cuantos metros alejado de él—. Sigues pensando que puedes protegerlos a todos, como lo hacías en el pasado, como lo hizo papá. Pero esta vez no puedes cambiar lo inevitable. Lo sabes, ¿verdad? Ella es mía por derecho, soy el primogénito. El que debía ser bendecido