Florencia – Ático de Rubí – Anochecer
La luz tenue de una lámpara de cristal caía sobre la mesa de trabajo de Rubí, que repasaba una y otra vez los audios enviados a los canales cifrados. Tenía los auriculares puestos, una copa de vino blanco a medio beber, y los ojos clavados en la onda de sonido que se reproducía en la pantalla de su laptop.
—Demasiado limpio… —murmuró.
Rebobinó. Reprodujo. Analizó. Cruzó los archivos con otras grabaciones de Greco y Arianna, pero no hallaba pruebas concretas. Cada segundo del audio parecía real, demasiado perfecto.
—Dante… —susurró con una mezcla de respeto y fastidio—. Maldito genio de las máscaras. Si esto es real, entonces estamos más jodidos de lo que pensaba.
Se levantó y caminó hacia la ventana, con la laptop aún reproduciendo el audio en bucle. La voz de Arianna llorando y la frialdad calculada de Greco le daban vueltas en la cabeza. Sacó su móvil y marcó un número seguro. Cuando la línea respondió, su voz fue un susurro venenoso:
—Quiero qu