Florencia – Apartamento de Arianna – Tarde nublada
La lluvia caía con delicadeza sobre los tejados de Florencia, como si el cielo intentara arrullar la ciudad en una melancolía cálida. Las nubes grises filtraban la luz del atardecer, pintando el apartamento de Arianna con tonos azulados, suaves y apagados, como si todo el espacio hubiera sido sumergido en un suspiro contenido.
El apartamento era de estilo clásico florentino, con pisos de madera encerada, cortinas de lino blanco que bailaban con la brisa, y muebles de segunda mano elegidos cuidadosamente por Greco para parecer modestos, funcionales, pero cálidos. Había una repisa con libros de poesía, una mesa redonda pequeña con dos sillas desiguales y una estufa eléctrica algo antigua. La fachada de la mentira era perfecta: una mujer sola, empezando de nuevo, entre escombros emocionales.
Arianna acomodaba unos cojines cuando escuchó el timbre. Abrió la puerta y encontró a Nonna Vittoria con un canasto de mimbre cubierto por un paño b