Madrugada tensa – Apartamento de Arianna
Después de descubrir el peluche y la nota con la canción de cuna, Greco no duda un segundo. En un arranque frío pero firme, su voz se impone:
—Nos vamos. Ahora.
Arianna, con bata y el corazón latiendo en su pecho como tambor de guerra, lo mira confundida.
—¿Adónde…?
—A un lugar donde Paolo jamás podrá tocarte —responde, abrazándola con fuerza.
Mientras ella recoge apenas lo necesario, Greco hace una llamada rápida a Dante. Su voz es baja, precisa:
—Activa el protocolo sombra. Tenemos compañía.
Dante responde sin rodeos:
—Entendido. Te espero con el auto en cinco.
La pareja abandona el apartamento bajo la oscuridad de la madrugada. Antes de cerrar la puerta, Arianna acaricia su vientre. Los bebés se mueven suavemente, como si intuyeran el cambio.
—Papá nos protege —susurra.
Casa segura – Afueras de Florencia – Unas horas después.
Es una villa rodeada de olivos, alejada del centro. Pertenecía a un viejo aliado de la familia Leone. Allí, Greco aco