Capítulo 63 – El beso equivocado.
NARRADOR.
La tarde caía pesada sobre la ciudad, con un sol anaranjado que se filtraba entre los edificios como sangre diluida. Gael salió de la mansión Montero con el pecho apretado, los papeles firmados aún en la mano, pero la mente en otro lado. Martina. Su nombre era un eco que lo perseguía desde el pueblo, desde aquellos días en que ella era la chica inalcanzable y él el amigo silencioso. Ahora, con Santiago de vuelta —vivo, respirando, robándole el espacio que había ocupado en su ausencia—, algo se rompió dentro de él. No era rabia limpia; era una molestia sorda, un resentimiento que lo empujó a caminar sin rumbo hasta un bar discreto en el centro: luces tenues, música baja, olor a whiskey viejo y madera húmeda.
Se sentó en la barra, pidió un doble de bourbon sin hielo. Uno. Dos. Tres. El alcohol quemaba, pero no borraba la imagen: Martina sonriendo al hablar de él, de su familia. Gael bebió solo, murmurando para sí, los codos en la madera rayada.
La puerta del bar se abrió con u