C88: Ya no estaremos en tierras de Asis.
Entonces, Lorien le propuso a Azucena la idea del escape. Antes de que la huida tomara forma, él le habló del único camino posible: llegar hasta el Reino de Sterulia y suplicar refugio bajo la protección de su Rey, Askeladd. La propuesta no era un simple plan de escape, sino una apuesta desesperada a un destino incierto.
Azucena había escuchado toda clase de rumores sobre aquel monarca. Decían que era un Alfa cruel y carente de compasión, un hombre con la mente de un depredador y la frialdad de un verdugo. Algunos lo llamaban psicópata, otros lo consideraban un estratega brillante, capaz de moldear la guerra y la política a su antojo. En cualquiera de los casos, nadie lo describía como un protector benevolente.
El solo hecho de imaginarse bajo la sombra de Askeladd le provocaba escalofríos. Sin embargo, Lorien había sido tajante: quedarse en Asis significaba condenarse para siempre al yugo de Milord. Su vida se reduciría a obedecer, sufrir y callar, hasta que su espíritu se quebrara c