C41: Una simple esclava por el resto de mi vida.
En el gran pabellón, Azucena se apoyaba ligeramente contra la ventana, observando los jardines que se extendían más allá, pero su mirada realmente no estaba en nada de lo que veía.
Su mente estaba atrapada en una vorágine de pensamientos, revolviéndose una y otra vez sobre lo que había ocurrido en el estudio con Askeladd. No podía dejar de preguntarse qué había sido aquello, qué había impulsado al Alfa a actuar de esa manera, y por qué la había tocado con tanta intensidad, llevándola a sentir un placer que aún le hacía latir el corazón con fuerza. Cada roce, cada caricia de Askeladd parecía haber quedado grabado dentro de ella y le resultaba imposible encontrar una explicación racional que no le hiciera sentirse confundida, incluso un poco temerosa de lo que sus propias emociones empezaban a generar.
—¿Acaso él... está pensando en aceptar mi propuesta?
Azucena se cuestionaba si, de alguna forma, Askeladd podría estar contemplando la idea de convertirla en su amante. Esa posibilidad le