C154: Ya no quiero esperar.
Milord la observaba con una calma que helaba la sangre, mientras sus manos comenzaban a moverse con una suavidad engañosa. Retiró las lágrimas de su rostro con la yema de los dedos, como si quisiera borrar de su piel cualquier rastro de dolor. Luego, su mano descendió lentamente por el brazo de Azucena, acariciándolo con un gesto que parecía ternura, pero que estaba cargado de posesión. Ella temblaba bajo aquel contacto, incapaz de apartarse, consciente de que cada roce era un recordatorio de que seguía atrapada.
De pronto, su mirada se detuvo en ella con sorpresa y deleite.
—Veo que ahora vistes ropas más finas… joyas que nunca llevabas antes. Te has transformado, Azucena. Te ves distinta… mucho más hermosa de lo que recordaba. Nunca pensé que con esas telas podrías resplandecer aún más de lo que ya lo hacías. Así que es cierto… él realmente te tomó como su concubina. Puedo sentirlo. El aroma de otro lobo sobre tu piel. Él te marcó, te envolvió en su olor… pero eso se acabará muy pro